17 de septiembre de 2016

Seguridad privada española: la hora de profesionalizarse.


Leía hace unas semanas un artículo en la red profesional de LinkedIn sobre la nueva forma de atentar que tienen los lobos solitarios del yihadismo, así, como sus grupos organizados.
El autor se preguntaba si la seguridad privada en España estaba infravalorándose, así como, si podía tener un papel protagonista en la defensa de la ciudadanía ante este tipo de terrorismo, teniendo en cuenta, por ejemplo, que el sector ya participa de forma activa y normal, en la defensa de los atuneros en África, substituyendo, en parte, a las fuerzas armadas.
Pues bien, esa misma pregunta me hice yo, la conclusión (fácil, muy fácil), era la siguiente:
La seguridad privada está siendo marginada de forma generalizada.
No se está formando a los vigilantes de seguridad para evitar, en la medida de lo posible, un atentado terrorista de índole yihadista.
Llegue a esta conclusión a pesar del hecho de que las infraestructuras criticas de nuestro país, estén protegidas en primera instancia por vigilantes de seguridad (estación de ferrocarriles, metros, centrales nucleares, aeropuertos, puertos, organismos institucionales etc.) en donde se han cometido, en estos últimos meses, atentados de forma muy calculada, en diversos países de nuestro entorno.
Pero este no era el motivo de mi conclusión, tampoco, el riesgo, plausible, de que se produzca un atentado de las características que nos atañen, dentro de nuestras fronteras, recordando las amenazas del ISIS hacia España.
La cuestión principal, sin duda, es la formación de nuestro personal. Esa es la clave.
El personal de seguridad privada, está muy formado, al menos tiene muchos cursos a su disposición, algunos medios, incluso, explican que somos los mejores formados de Europa, aunque, debemos preguntarnos si:
¿La formación de que disponemos, es de calidad?, ¿tiene utilidad práctica?, ¿realmente sirve para algo?
Hace unos años fue aprobada y publicada en el BOE la orden INT/318/2011, en la que se establecían los cursos de formación específica para los vigilantes de seguridad. Estos cursos de 20 horas de duración máxima debían de proporcionar a los vigilantes las herramientas necesarias para ejercer de una forma correcta su trabajo en los respectivos servicios. En realidad, hay cursos que se quedan muy cortos y otros se sobrepasan, en su carga lectiva, provocando que el trabajador acabe “tirando” su dinero sin aprovechar el curso, más allá de engordar su cartilla profesional.
Parece que el Ministerio del Interior, introdujo esta formación sin comprobar cuáles eran las necesidades del sector.
Pero no nos adelantemos. Todos sabemos que la habilitación de VS consiste en realizar un curso de 180 horas y las correspondientes pruebas ante la policía nacional. Aquí también es evidente los pocos requisitos formativos para poder obtener la tarjeta de identidad profesional, la TIP.
Es posible que a la patronal del sector no le interese, quizá a los sindicatos tampoco, pero, ¿Porque no crear un FP de grado medio específico para poder ser vigilante de seguridad?
Ya existe la familia de “Seguridad y Medio Ambiente” y el FP de Técnico en Emergencia y Protección Civil ¿Por qué no incluir aquí, uno o varios, destinado a los futuros profesionales de la seguridad privada? Podríamos aprovechar la “reciente” modificación de la ley de seguridad privada y su reglamento (este último no publicado aún), para dar más contenido, herramientas, conocimientos y profesionalidad, a nuestro sector.
Creo que sería una medida excepcional para dotar a la seguridad privada de profesionales más capaces y a la larga, también de dignificar la profesión.
Otra medida, en la misma línea, sería la eliminación del curso de Director de Seguridad.
En estos momentos, para obtener la habilitación de Director de Seguridad solo se necesita la realización de un curso de un año de duración y que esté avalado por alguna universidad homologada por el MIR.
Partiendo de la base, que el curso de habilitación para Detective Privado es de tres años académicos y 180 créditos universitarios (en algunas universidades), parece claro, que el actual grado de exigencia para los Directores de Seguridad, es muy insuficiente, teniendo en cuenta, además, que la TIP de Director de Seguridad, es convalidable para la obtención de la TIP de Jefe de Seguridad.
¿Porque no homologamos a nivel nacional el contenido de los grados universitarios en seguridad – de momento, títulos propios – de las universidades españolas para capacitar a nuestros Directores y Jefes de seguridad?
Al principio del artículo, escribía que la seguridad privada estaba marginada en la lucha contra el terrorismo yihadista, aunque la mayoría de sus profesionales se encuentran en puntos críticos de nuestra geografía e infraestructuras, es ahora, cuando la administración pública debe aprovechar el momento actual, en torno a este tipo de “nuevo” terrorismo, para efectuar las reformas necesarias alrededor de la seguridad privada para aprovechar todo su potencial y ponerlo a disposición de la ciudadanía y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, cuando sea necesario.
El sector de la seguridad privada ha de ser capaz de evolucionar conforme lo hace la sociedad, adaptándose a las necesidades de esta, buscando el mayor beneficio profesional (también económico) para todos los implicados en pro del bien común.
En el contexto histórico actual, en el que existen nuevas maneras de golpear a las sociedades democráticas como la nuestra, los profesionales y demás actores de la seguridad privada en España, deben de asumir su responsabilidad y exigir de una manera concisa, rotunda, creíble y definitiva, su profesionalización.
Daniel Saavedra es Director y Jefe de Seguridad.