Intimidaron al operario con una pistola eléctrica cuando descargaba la mercancía; luego se dieron a la fuga
Investigan un chivatazo de alguien del almacén de joyería, destino del botín o de la propia empresa de seguridad
La Policía Nacional investiga el sustancioso robo que se produjo a primera hora de la mañana de ayer en el distrito de San Blas perpetrado por cuatro sujetos. Los hechos tuvieron lugar sobre las nueve y media de la mañana en el barrio de Simancas cuando un operario había accedido con su furgoneta al muelle de un edificio de cuatro plantas, situado en la trasera del número 14 de la calle de Albasanz.
Tenía que subir material a un almacén de joyería situado en ese edificio, de cuatro plantas, y estaba procediendo a descargar la mercancía. Cuando estaba en plena faena, se vio abordado por varios sujetos encapuchados que le rodearon. Prácticamente, sin mediar palabra, le mostraron la pistola eléctrica que llevaban, tipo táser (que dejan inmovilizada a la persona), y tras intimidarle con ella, se apoderaron de una saca que contenía metales preciosos, especialmente, oro. Así lo indicaron a ABC fuentes policiales.
Tras lograr su objetivo, los delincuentes se dieron a la fuga a bordo de un coche de alta gama de color plateado -un BMW, posiblemente robado-, dejando al trabajador estupefacto, impotente y atemorizado por lo ocurrido.
La cuantía de lo robado no ha trascendido; las víctimas no habían interpuesto denuncia alguna, según pudo saber ABC. ya que estaban tratando de evaluar la cantidad de lo sustraído.
Todo apunta a que los asaltantes recibieron un chivatazo, es decir, que contaron con un «santero», alguien que les dio información desde dentro del almacén de joyería o de la empresa de seguridad, dado que los delincuentes fueron a tiro hecho.
En las inmediaciones la noticia corrió como la pólvora: «Han robado a un hombre, sí, una bolsa llena de oro cuando vino el furgón de Prosegur», era el comentario generalizado.
Todos decían que la zona era muy tranquila y que nunca había ocurrido nada semejante. En los bajos del edificio en el que se produjo el robo, había un cartel que rezaba: «Si algo puede salir bien, saldrá bien». Ayer parecía una ironía.