La fiscalía pide un año de cárcel para los empleados por un delito contra la integridad moral
Said aparcó su taxi frente al Hospital del Mar de Barcelona a las 2.15 horas. Se apeó, extendió una alfombra junto al vehículo, se arrodilló y empezó a rezar. Pronto se le acercó Juan Carlos, que le había estado observando. Trabajaba como vigilante de seguridad del hospital. Juan Carlos interrumpió sus oraciones: "Esto no se puede hacer aquí, vete a otro sitio", le dijo. Said intentó no hacerle caso, pero Juan Carlos insistía con expresiones de tinte xenófobo: "Vete a hacerlo a tu tierra. Esto no se hace en este país".
El suceso ocurrió la madrugada del 19 de julio de 2013 y llevará al banquillo a de los acusados a Juan Carlos y a otros cuatro vigilantes de seguridad que se sumaron al acoso a Said. Como no le hacía caso y seguía rezando, Juan Carlos convocó a sus compañeros de turno: Rubén, Alejandro, José y Luis."Todos ellos, con el fin de menospreciar" al taxista musulmán -que seguía arrodillado sobre su alfombra- "le dirigieron expresiones vejatorias", según el escrito de acusación del fiscal, que pide un año de cárcel para cada uno de ellos por un delito contra la integridad moral.
Además de insultarle ("hijo de puta", "no haces caso"), los vigilantes de seguridad "le agredieron con sus defensas" y "le propinaron diversas patadas y puñetazos", subraya la fiscalía. El castigo al taxista no se detuvo hasta que un ciudadano, que había presenciado los hechos, intervino. Said sufrió erosiones en la espalda, el abdomen y el tobillo. Por esa falta de lesiones, la fiscalía pide a los vigilantes que paguen una multa de 600 euros.