La Audiencia rechaza la versión del acusado de que tratase de asustar a la víctima, que recibió hasta cuatro pinchazos con un destornillador
El vigilante de seguridad gijonés José Manuel Fouces, de 50 años, ha sido condenado a cinco años de prisión y seis de alejamiento por la sección tercera de la Audiencia Provincial por intentar matar con un destornillador a su exmujer, también guarda, en la residencia de Perlora (Carreño), el 15 de agosto de 2014. Fouces era vigilante en los Juzgados de Gijón, y tras el incidente fue trasladado a Langreo, para ser luego removido por las quejas sindicales.
El tribunal rechaza la versión que ofreció el vigilante de que sólo había querido quitársela de encima, y estima que tuvo intención de matarla, a la vista no sólo de las amenazas que lanzó por Whatsapp ("Has abierto la caja de Pandora y a ver quién la cierra ahora", o "Game over"), sino también del propio vídeo que hizo la víctima y el tipo de lesiones que sufrió ésta, hasta cuatro puñaladas en el abdomen. "Si hubiese querido matarla, tuve mil ocasiones de hacerlo. Estaríamos hablando de otra cosa. Me buscó las cosquillas e intenté asustarla", se jactó Fouces en el juicio, "una suficiencia" que el tribunal no ha dejado de subrayar.
El fallo, del que ha sido ponente la magistrada Ana Álvarez Rodríguez, se muestra duro con la actuación y actitud del acusado: "La prueba resulta abrumadora en orden a acreditar la intención que inspiraba al acusado, que no era otra que acabar con la vida de su exesposa, a quien consideraba como si de su propiedad fuera (...) consciente de que la había perdido definitivamente, dada la nueva relación sentimental que aquélla había emprendido, e imbuido por un patrón de hondas raíces de dominación machista, como se desprende del tenor de sus declaraciones, en las que alude al enfrentamiento retador que en los momentos iniciales ella mantiene, cuando lo que se constata en la grabación es una discusión en la que ella no se amilana y se expresa en un plano de igualdad, o cuando indica que él no era celoso porque 'la conoció en un burdel', manifestación que sólo descalifica a su autor".
En la vista, la víctima, Sandra T. O., describió un infierno de vejaciones. "Estaba harta de amenazas e insultos", indicó. A raíz del divorcio, ella quería una relación cordial, pero él no la dejaba en paz y eran constantes las discusiones por la manutención de su hijo y los comentarios hirientes por su nueva relación. El día de los hechos, ella acudió a Perlora para dar el relevo al hombre, que estaba echando horas. Hubo una nueva discusión por dinero. Él se fue poniendo cada vez más violento, hasta que agarró el destornillador. La herramienta, de 13 centímetros, no pudo entrar mucho en el cuerpo de la mujer, que llevaba faja elástica por una operación. "Me salvó el cinturón, y también mi compañero, que lo agarró", dijo la mujer. En la vista, la fiscal Esperanza González Avella elevó su petición de uno a cinco años, tras escuchar a la víctima, defendida por Mercedes Estrada. La defensa de Fouces, a cargo de Javier Busto Prendes, recurrirá el fallo.