La policía encontró casi 600 euros entre las pertenencias de Yassin, autor confeso, y baraja que los llevaba el fallecido
El Juzgado de Instrucción número 3 de Las Palmas de Gran Canaria ordenó ayer el ingreso en prisión del ciudadano saharaui que el martes pasado mató al vigilante de un restaurante de Tafira de varias puñaladas.
El magistrado Tomás Martín, a petición de la fiscal Beatriz Sánchez, decretó el ingreso en prisión de Yassin por tres delitos: homicidio, amenazas y robo con fuerza. El investigado niega estos dos últimos delitos, pero la policía encontró casi 600 euros entre las pertenencias de Yassin. De ahí que el juez le atribuye también el robo. El delito de amenazas está relacionado con las desavenencias vecinales que el investigado tenía con la víctima, José Manuel, de 48 años. Este último le había responsabilizado de algunos robos ocurridos recientemente en el vecindario.
Yassin ha confesado el crimen y ha colaborado con la policía al revelar el solar donde tiró el cuchillo tras cometer el homicidio. En su declaración de ayer sostuvo que no tenía la intención de matar al vigilante, sino que su reacción violenta surgió a raíz de una discusión poco antes del suceso.
El investigado asegura que había completado varios trabajos de mantenimiento en el restaurante El Lentiscal, conocido en el pasado como Monte 70, y que el vigilante le debía dinero por unos trabajos que le había realizado. Sostiene, además, que los casi 600 euros hallados por la policía son suyos.
Yassin cometió el crimen con un cuchillo de cocina de 30 centímetros de hoja. Asestó a José Manuel ocho puñaladas y un corte en el cuello. De ahí que la calificación jurídica de los hechos sea provisional, pudiendo pasar del homicidio al asesinato si los forenses confirman que la vícti-ma fue atacada por sorpresa y no pudo defenderse, según han explicado las fuentes judiciales consultadas.
La abogada de oficio que defiende al imputado, María Dolores Vega Sánchez, rechazó ayer hacer declaraciones por respeto a su representado. Poca línea de defensa parece quedarle a la letrada ante la confesión y la evidencia del crimen, salvo tratar de acreditar que no hubo robo ni amenazas.
Un segundo argumento que le queda a la defensa es la buena consideración de Yassin en el barrio. Al parecer se dedicaba a realizar pequeños arreglar domésticos y era respetado por los vecinos de Tafira.
El autor confeso, de origen saharaui, había llegado en patera a la Isla cuando todavía era menor. En esos años vivió en un centro de menores. Pero cuando alcanzó la mayoría de edad tuvo que buscarse la vida en la calle. Desde entonces, se había granjeado el apoyo de los vecinos de Tafira Alta y hasta de la comunidad religiosa, que contaban con este hombre para labores de jardinería y otros servicios.
Yassin vivía del dinero que cobraba de esos trabajos y de la caridad de los vecinos. Incluso, esa amistad le permitió quedarse en una casa cercana al lugar de los hechos. El suceso tuvo lugar sobre la una y media de la mañana del martes, cuando el vigilante acababa de abandonar el citado restaurante. En este momento se encontró con el saharaui, que terminó por asestarle ocho puñaladas, que acabaron con su vida. Luego huyó y arrojó el cuchillo en un solar cercano lleno de maleza.