Para evitar despidos de guardias de seguridad y custodios, las autoridades neerlandesas decidieron importar presos, alquilando celdas a Noruega y Bélgica
Mientras que el hacinamiento es un mal que afecta a buena parte del sistema penal internacional, especialmente en América Latina, Holanda tiene el problema contrario: faltan presos.
Que sea uno de los países con menor tasa de criminalidad de toda la Unión Europea explica en parte este fenómeno. Entre las razones del déficit de reos en los Países Bajos, se encuentran fundamentalmente la legalización de las drogas, así como un idílico modelo de respeto e igualdad social que ha contribuído a disminuir los índices de criminalidad.
La población carcelaria disminuyó un 43% en los últimos diez años y las autoridades tuvieron que cerrar, al menos, «19 cárceles han cerrado y el año que viene otras más lo harán», escriben desde BBC Mundo. Se da la paradoja que puede haber más guardianes que presos, según recogía la web Slate en 2014. «Las prisiones neerlandesas contaban con 9.710 detenidos frente a 9.914 vigilantes. La tasa de criminalidad no ha bajado mucho más que en otros países pero las penas no son sistemáticas. Muchos locales creen que las condenas son demasiado flojas», publicaba el portal.
«En el servicio holandés nos fijamos en el individuo. Si alguien tiene un problema de drogas, tratamos su adicción. Si son agresivos proporcionamos terapia para controlar la ira», explica a BBC Jan Roelof van der Spoel, vicegobernador de la prisión de máxima seguridad de Norgerhaven.
El coste de las prisiones es un problema. Según «Le Figaro», un viceministro de Justicia llegó a proponer hacer pagar 16 euros la noche a los detenidos, para reducir la factura de prisiones.
Los vigilantes se quedan sin trabajo. Y para paliar este problema, autoridades neerlandesas decidieron importar presos, alquilando celdas a Noruega y Bélgica. Incluso se planteó la posibilidad de utilizar los penales para dar acogida a los refugiados que lleguen al país.
Aunque los delitos registrados muestran una reducción de 25% en los últimos ocho años, según BBC Mundo, algunos alegan que se trata del resultado de cerrar las estaciones de policía, debido a recortes presupuestarios, lo que hace más difícil denunciar crímenes. «Una de las cárceles vacías es hoy un hotel de lujo al sur de Ámsterdam. Sus cuatro suites más caras se llaman El abogado, El juez, El gobernador y El carcelero».