Entró con el dedo índice en alto, golpeó al primer vigilante que le salió al paso antes de ser reducido y acabar en comisaría detenido por la Ertzaintza
Eran las cuatro de la tarde de ayer. Apenas había clientes en una gran superficie comercial de Vitoria. De repente, un hombre joven, magrebí, irrumpió entre grandes gritos y con el dedo índice apuntando al cielo. Vociferaba una y otra vez que «Alá es grande».
«Imagínate el susto. Menos mal que a esa hora había muy poca gente, porque lo hace un poco más tarde o el fin de semana y habría provocado una estampida como poco», relató para EL CORREO un testigo del incidente. «No tiene ninguna gracia. Todos sabemos que el grito de ‘Alá es grande’ es utilizado por los yihadistas para culminar sus ataques suicidas», apostillan fuentes policiales.
«Aparte de que el dedo índice al cielo significa que sólo hay un Dios verdadero. Alá, por supuesto. Es otro de los gestos típicos de los seguidores del yihadismo o del salafismo», prosiguen agentes especializados.
Sin objetos peligrosos
El hombre, que siguió a grito pelado, avanzó muy poco. Porque un vigilante de seguridad del establecimiento le cortó el paso, al tiempo que le conminó a calmarse. Ahí comenzó un forcejeo que conllevó una supuesta agresión del sujeto al guarda. Varios compañeros acudieron en su ayuda y redujeron al desconocido, quien no depuso en ningún momento su actitud hostil, siempre según las fuentes consultadas.
Al poco llegaron al lugar varias patrullas de la Ertzaintza. Los uniformados procedieron a la detención del hombre, que se resistió. Al registrarle no hallaron nada sospechoso. Sin embargo, al revolverse ante la actuación policial, acabó en los calabozos de la comisaría de Portal de Foronda.
Mientras en la tarde de ayer se cruzaban datos sobre su identidad por si tuviera alguna conexión «peligrosa», sí parece cantado que se enfrentará a los cargos de agresión. El vigilante atacado sufrió varias contusiones y heridas menores.