Un joven lucense de 36 años accedió al museo por la mañana como un visitante más y ocultó el bolaño para bombarda, de diez kilos, entre la ropa
El ciudadano trabaja como vigilante y utilizó una técnica de defensa personal para apresar al delincuente que esgrimía un cuchillo en Paterna
Un joven de 36 años intentó robar a primera hora de la mañana de ayer, sin éxito, una pieza del siglo XIV del Museo Arqueológico de Asturias, ubicado en la calle San Vicente, en pleno casco antiguo de Oviedo. El objetivo de este peculiar robo era una piedra caliza redonda (de unos diez kilos de peso) llamada bolaño y utilizada como proyectil, para bombarda; está valorada en unos 2.000 euros y procede de Gijón. J. P. P., con antecedentes policiales y vecino de Viveiro (Lugo), ha sido detenido y está a la espera de pasar hoy a disposición judicial para ser sometido a un juicio rápido por estos hechos.
Según ha podido saber LA NUEVA ESPAÑA por fuentes conocedoras del suceso, el joven gallego accedió al museo minutos después de su apertura, a las nueve y media de la mañana. Tras dar unos paseos por las distintas exposiciones, se dirigió a la tercera planta, en cuya sala se encuentra la pieza que trató de sustraer. Para ello, se acercó al expositor sobre el que reposa el bolaño, a escasos centímetros del suelo, lo cogió y lo ocultó bajo la ropa, extremo que no resultó demasiado eficaz, dadas las dimensiones de la pieza y su peso. Entre tanto, los vigilantes de seguridad, atónitos, seguían la surrealista escena desde la sala en la que están ubicadas las pantallas que reproducen las imágenes del circuito cerrado de televisión. De inmediato, los empleados de seguridad se dirigieron a la tercera planta para impedir que el ladrón abandonase el museo con la pieza. Al darse cuenta de que le habían pillado y que los vigilantes avanzaban hacia él, el joven intentó escapar del lugar y, de paso, se deshizo de la pieza robada. Descendió por las escaleras y dejó el proyectil esférico de piedra justo en el rellano situado entre la primera y la segunda planta.
Los vigilantes de seguridad alcanzaron finalmente al individuo y lo condujeron hasta un cuarto del museo, en el que permaneció retenido hasta que una patrulla de la Policía Local de Oviedo se personó en el lugar para hacerse cargo de la situación. Eran aproximadamente las diez de la mañana. Los agentes locales detuvieron al individuo y lo trasladaron a la comisaría de la Jefatura Superior de Policía en la calle General Yagüe, en cuyos calabozos permanecía al cierre de esta edición.
La directora general de Patrimonio del Principado, Otilia Requejo, y el director del Museo Arqueológico de Asturias, Ignacio Alonso, acudieron a la pinacoteca para conocer de primera mano los detalles del suceso. A continuación, se desplazaron a Comisaría para presentar la correspondiente denuncia. Además de detallar que la pieza está valorada en 2.000 euros, dejaron constancia de que "los desperfectos causados por el suceso se estiman en 500 euros". Asimismo, la directora general de Patrimonio felicitó a los responsables de seguridad y al personal del Museo Arqueológico "por su diligencia y su profesionalidad".
Por fortuna, los robos de patrimonio cultural no son habituales en Asturias. Uno de los más famosos, por su trascendencia y enorme valor, fue el de las tres joyas altomedievales de la Cámara Santa de la Catedral de Oviedo (Cruz de los Ángeles, Cruz de la Victoria y Caja de las Ágatas), en plena Transición, el 10 de agosto de 1977. Un mes después del robo, que conmocionó a la sociedad asturiana, fue detenido en Oporto (Portugal) cuando estaba a punto de cometer otro asalto José Domínguez Saavedra, un delincuente común que tenía entonces 19 años. Las joyas fueron recuperadas.