Como en la ola de estafas registrada el año pasado, las llamadas proceden de Chile Los delincuentes exigen ahora el pago en mano.
Vuelven los falsos secuestros virtuales, en los que los delincuentes simulan tener retenido a un familiar y exigen el inmediato desembolso de una cantidad de dinero, tras anular la capacidad de reacción de la víctima. En los últimos días se han producido algunos casos en Asturias, uno de ellos en la comarca avilesina, lo que ha puesto en alerta a la Policía. Como en la ola de estafas de este tipo de principios del año pasado, con al menos dos casos en Oviedo, las llamadas se realizan desde teléfonos con el prefijo 0056, correspondiente a Chile, o desde números secretos.
Fuentes policiales indican que las últimas estafas en Asturias no se han consumado y señalan que se están realizando gestiones con las fuerzas de seguridad chilenas para dar con los autores.
Esta nueva oleada de llamadas sigue el mismo patrón que la detectada el año pasado, cuando la Policía localizó a los presuntos autores en Santiago de Chile, en una operación de la unidad central de Policía judicial con las autoridades chilenas. El cabecilla de la red actuaba desde prisión.
Los falsos secuestradores intentan desde el primer momento intimidar a la víctima para que, presa del pánico, les facilite más información sobre el supuesto familiar secuestrado, lo que termina haciendo más creíble la situación. Los estafadores utilizan a una persona que hace las veces de secuestrado y grita frases del tipo: “Mamá, estoy secuestrado” o “me quieren matar”. Si la persona al otro lado del teléfono tiene un familiar de similares características, termina aferrado al teléfono, sin poder colgar para comprobar si ese familiar está realmente secuestrado. Los estafadores exigen entonces el pago del rescate, entre 1.000 y 10.000 euros.
Llamadas indiscriminadas
Estos delincuentes realizan llamadas indiscriminadas, preferiblemente a teléfonos fijos. Los investigadores apuntan a que cuando una llamada les produce resultados positivos, continúan telefoneando a los números sucesivos. Esto explica que numerosas víctimas se concentren en los mismos barrios o localidades. En otras ocasiones han accedido a detalles de las posibles víctimas a través de perfiles de las redes sociales.
Para dar mayor credibilidad a las amenazas, los delincuentes, con marcado acento sudamericano, recurren a efectos sonoros para aterrorizar a los interlocutores. De esta forma conducen a sus víctimas a un bloqueo tal que les impide comprobar la veracidad de la amenaza y la localización de los supuestos rehenes, no avisan a la Policía y pagan cuanto antes. En este nuevo repunte de llamadas, los delincuentes han dejado el sistema de cobro por medio de depósitos a través de compañías internacionales para pasar a las entregas en mano. Hacen creer a las víctimas que están vigiladas. Esta forma de cobro exige de la presencia de cómplices en Asturias.