Los operarios cruzaron el paso de Bab el-Mandem, en el Mar Rojo, después de que un destructor de EEUU recibiese el impacto de un misil y los buques de guerra se retirasen a sus puertos.
La imagen de dos embarcaciones rápidas apareció en el radar del barco de pasaje MS The World. Era de noche y apenas se podía escrutar en la oscuridad del Golfo de Adén. Días antes, un destructor de Estados Unidos había sido atacado desde Yemen, por lo que en las inmediaciones no se encontraba ninguna de las embarcaciones militares que habitualmente patrullan en el estrecho de Bab el-Mandem. La tripulación del yate estaba sola. Y, en caso de ser atacados, no disponían de más recursos que los cuatro 'mercenarios' españoles encargados de salvaguardar su seguridad.
"Las dos patrulleras se nos acercaron a una milla pensando que éramos un buque de guerra", explica a EL ESPAÑOL uno de los cuatro empleados de la empresa UC Global, que gestionaba la seguridad del MS The World cuando ocurrieron los acontecimientos, el 3 de octubre. Según relata, las maniobras de las patrulleras eran hostiles: "Llegaron a nuestra altura haciendo movimientos puramente militares". En ese momento, los encargados de la seguridad del yate se imaginaron el peor de los desenlaces. "Hay que estar preparados para cualquier cosa", advierte uno de ellos.
Los sucesos que habían tenido lugar poco antes en el mismo escenario no eran alentadores. En aguas del Índico hay desplegado un contingente internacional: su presencia se justifica por el conflicto que golpea la región y que pone en riesgo la navegación en este escenario. "Cuando ya bajábamos por el Mar Rojo, tuvo lugar el incidente con el buque de apoyo logístico de Estados Unidos que provee de ayuda en el conflicto contra los islamistas en Yemen", relata el 'mercenario' español.
Las primeras noticias sobre aquel "incidente" -un bombardeo desde Yemen a la embarcación norteamericana- eran confusas. La realidad era que los buques del contingente internacional se retiraron a puerto y el yate MS The World se encontraba en mitad del Mar Rojo. Su capitán, recomendado por los cuatro españoles encargados de la seguridad, decidió seguir adelante: volver atrás suponía volver a atravesar el estrecho de Ban el Mandem y exponerse a sus riesgos.
DISPUESTOS A RECIBIR A LAS PATRULLERAS
Sin la presencia de las embarcaciones militares, el MS The World asumía la decisión de seguir adelante sin mayor protección que la que pudieran brindarse a sí mismos. Se sabían expuestos, pero su trayecto se dibujaba sobre una premisa: "Hay que salir de aquí". Y, para ello, lo más rápido era seguir hacia adelante.