Los hechos acaecieron en 2004, cuando el menor estuvo inmovilizado con correas psiquiátricas durante más de once horas sin poder comer ni beber
La Fiscalía de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha solicitado un total de 18 meses de prisión e inhabilitación absoluta por un tiempo de 6 años, para tres celadores de la empresa de Seguridad Integral Canaria por la comisión de presuntas torturas a un menor. Los hechos se remontan a noviembre de 2004, cuando uno de los menores, que acaba de ingresar en el centro de Valle Tabares, en Tenerife fue aislado del resto del grupo y atado con correas de contención usadas en psiquiatría. El menor, quien se encontraba en régimen de internamiento semiabiertro, permaneció atado durante más de once horas sin dejarlo ir al baño y sin ingerir ningún alimento ni líquido alguno. En el escrito de acusación, al que la SER ha tenido acceso, se asevera que al menor no le quedó otro remedio que orinarse encima, "atentando de esta manera contra su libertad, dignidad e integridad física y moral”. Esta media fue aplicada, al menos en dos ocasiones.
Las correas de contención psiquiátrica fueron adquiridas por la citada empresa de seguridad en septiembre de 2004 aplicándose de forma casi inmediata, a pesar de que su uso "no estaba previsto en ninguna disposición legal o reglamentaria". De hecho, el uso de este tipo de correas está prohibido en los centros de menores en Canarias. Por ello, la Fiscalía solicita el pago de 30.000 euros a la empresa Seguridad Integral Canaria S.A y a la Fundación Canaria de Juventud IDEO, responsable de la gestión del centro de menores de Valles Tabares. El juicio ha comenzado esta semana en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife.
En tela de juicio
El caso del centro de menores de Valle Tabares no ha sido el único en la última década. En 2012 se celebró el juicio por torturas y muerte del menor Philipp García Zoch en el centro de Nivaria. Al igual que en Valle Tabares, los hechos se produjeron en 2004 y finalmente, se condenó a uno de los celadores a un año y seis meses de prisión por torturas. Phillip apareció muerto con una bolsa de plástico en la cabeza. El número de incidencias en este tipo de centros ha puesto en tela de juicio el grado de control que existe en los mismos.