Los agricultores afectados aseguran sentirse indefensos ante los asaltos y alegan que no solo son los hurtos, sino los destrozos que realizan para entrar a cometerlos
Los agricultores de Marpequeña Alta llevan años de sufrimiento y desesperación por los constantes robos que sufren en sus fincas y que ha convertido su labor con los cultivos en una pesadilla de la que no han podido despertarse aún. Una situación que no solo supone el robo de las papas plantadas -lo que más se llevan-, sino los destrozos que ocasionan en sus asaltos y el temor a ser agredidos por los allanadores de los terrenos.
Con el saco de papas entre las manos
Agentes de la Policía Local de Telde detuvieron ayer a una persona que presuntamente estaba robando papas de una finca de Marpequeña Alta en compañía de otra. Según fuentes consultadas, el supuesto allanador tenía medio saco lleno de este tubérculo cuando fue sorprendido y capturado por los agentes, si bien su acompañante pudo escapar de los policías locales.
"Esto ya es insoportable", argumenta uno de la casi decena de los afectados por los hurtos, "es un sin vivir y no sabemos qué podemos hacer, más o menos conocemos quienes pueden ser, pero no presentamos denuncias, ya que si los cogen, al día siguiente están en la calle y no solucionamos nada". Otro agricultor reconoce que "tememos por nuestra seguridad porque los ladrones entran a por todas y algunos nos hemos quedado de noche a guardar la finca para evitar los robos, pero si entran con algún palo no dudarán en agredirnos".
No obstante, los asaltantes no son desconocidos por sus víctimas. Se trata, dicen, de una pandilla de cuatro jóvenes que empezaron a robar poco y "que ahora han convertido los hurtos en las fincas en una profesión, vendiendo lo que nos quitan en diferentes lugares". Además de esos cuatro miembros de esta banda, otro de los afectados señala a un hombre y a su hijo como autores de los allanamientos, una circunstancia que ha trastocado la vida de lo pequeños propietarios y los arrendatarios de las fincas, que esperan que desde las autoridades competentes se adopten medidas cuanto antes.
Mientras, el trabajo en los cultivos no se para y algunos preparan la tierra para otras siembras. Y con el deseo de que exista más vigilancia en la zona con la dotación de más efectivos y así recuperar la tranquilidad de la que disfrutaban cuando un patrulla de la Policía de Barrio y un operativo nocturno se encargaban de pasarse por allí.
Algo que no ocurre ahora, apunta uno de los afectados, "desde que el anterior jefe de la Policía Local desmanteló este servicio, que no se ha vuelto a restablecer, a pesar que para nosotros es fundamental". Asegura este agricultor que "los partidos en el Ayuntamiento de Telde deberían tomarse este problema más en serio y proponer que se destinen más policías al municipio, no solo por nuestros cultivos, sino por nuestra seguridad y la de la ciudadanía, ahora estamos indefensos ante los ataques".
De momento, son ellos mismos lo que no les quitan ojo a las fincas que cultivan, incluso quedándose de noches en ellas para vigilarlas. Incluso, le han aconsejado que contraten a seguridad privada. "Y de donde sacamos el dinero, bastante perdemos con los robos y destrozos como para pagar vigilantes. Debería haber más policías, pero nos dicen que no hay suficientes y suponemos que tendrán cosas más importantes que hacer", alega resignado otro de los afectados. Un pequeño propietario agrícola recuerda "cómo tuve que perseguir corriendo a uno de los ladrones, que se me enfrentó y llego a amenazarme con tirarme una piedra o retándome diciendo que fuera a por él, que si le hacía algo, iba a estar trabajando toda la vida para él". Alabó la profesionalidad de la Policía Local, "que a los cinco minutos ya estaba en el lugar".
Otro incide en las pérdidas económicas que le han costado los asaltos. "Una vez perdí 1.500 euros en pimientos, ya que los pensaba vender a un euro y me robaron los 1.500 kilos, sin contar que he vallado la finca, que ha costado un gasto enorme, pero siguen entrando por donde destrozan, cogen todo lo que trincan y me tienen frito".