Tras una semana acampados y cuatro días de conciertos, los 15.000 asistentes alojados en Campfest y Villacamp deshicieron ayer sus tiendas y emprendieron el camino a casa
Con los rumores de las canciones de Muse, Major Lazer o Kendrick Lamar todavía apagándose, los miles de asistentes del Festival Internacional de Benicàssim (FIB) alojados en las zonas de camping del festival, deshicieron ayer sus tiendas de campañas para emprender el camino a casa y comenzar a preparar su desembarco en la edición de 2017. Desde temprano, los festivaleros comenzaron a abandonar el Campfest y Villacamp, en una edición en la que se reunieron 15.5000 personas en estos dos recintos. El Campfest, según informó la organización, contó con unos 13.500 acampados que se sumaron a los 2.000 que descansaron en el Villacamp.
Tras una edición en la que el número de asistentes se incrementó en 46.000 personas en comparación con la anterior (161.000 este 2016 por los 115.000 de 2015), los fibers empaquetaron sus enseres y recogieron sus pertenencias, aunque dejaron la huella de su paso. Una huella que, desde ayer, los servicios del limpieza del ayuntamiento se encargaron de limpiar.
Una cifra de asistentes que se traduce también un impacto económico de 50 millones de euros. Además, tanto Benicàssim como Castelló consiguieron un lleno total en ocupación hotelera. Un dato que mejora los números de 2015, donde el porcentaje de ocupación hotelera se quedó en el 98 %.
Despedida y cierre
Aunque las puertas de ambos campings cerraban a las 17.00 de la tarde, desde primera hora los jóvenes asistentes al FIB comenzaron a abandonar las zonas del camping y, pasado el mediodía, la mayoría de ellos ya habían dado inicio al regreso a casa.
Como es habitual, agentes a caballo de la Guardia Civil, junto a los miembros de la seguridad privada del FIB, se encargaron de supervisar la partida de los fibers, así como de evitar que entrara gente ajena a los lugares de acampada. Así, la marcha de las personas alojadas en los campings se desarrolló sin incidentes y puso punto y final a una edición en la que el festival benicense ha recuperado músculo y ha conseguido las mejores cifras de asistencia del último lustro. Un año en el que el FIB ha incrementado el público nacional, sin perder su tirón entre la audiencia internacional. Lo muestran las cifras, ya que el 48 % de los asistentes fueron británicos e irlandeses y el 46 % procedían de España.