«El juicio ha sido irrisorio y el juez ha determinado una multa de cuatro euros durante un mes, es decir, 120 euros en total». De esta forma se mostraba ayer, María Antonia Celadilla, la vigilante de seguridad que fue agredida durante la madrugada del sábado en la estación de autobuses de Oviedo. Según relató, los hechos comenzaron a las 5.10 horas cuando le indicó, al que después iba a ser su agresor, de dónde salían los búhos para Gijón. Cinco minutos más tarde, el hombre «pasó por debajo de las cintas» que separan la zona de los autobuses nocturnos del resto de la estación y Celadilla le volvió a informar de que los autocares para esta ciudad «salían a las 5.30 horas de la dársena cuatro».
En este momento, el hombre se enfadó y le recriminó el tono de voz con el que había dicho la información. «Acto seguido, me metí en la caseta y un compañero de la limpieza me acompañó», comentó. Es por ello que el agresor «nos empezó a insultar y a amenazar con que nos iba a dar dos puñaladas por la espalda». Debido a que la situación cada vez era más tensa, el empleado tomó la decisión de llamar a la Policía, pero Celadilla le dijo que no lo hiciese, «ya que detrás del cristal todos somos valientes».
Mientras todo esto acontecía, un autobús de Madrid llegó a la estación y por ello la agente tuvo que salir del cuarto donde estaba. Fue entonces cuando el agresor se acercó a Celadilla por la espalda y le pegó varios puñetazos y patadas en la cara. «Me sacó el móvil de una patada en el cinturón y cuando la gente le empezó a recriminar lo que estaba haciendo, él huyó con mi teléfono», manifestó. La Policía Nacional le detuvo en la calle Fray Ceferino y ayer se celebró el juicio rápido en el juzgado de guardia. A lo largo de la vista, el agresor le pidió perdón y por ello el juez le impuso esa multa, que Celadilla recurrirá en los proximos días.